Hacía un par de semanas atrás, que el amigo Jesús Portugal, me había comentado la posibilidad de ir a las Bardenas (Navarra), para acompañar a Ricardo Abad en una de sus maratones.
A pesar de que hacía nada, había hecho una carrera de 50 km, no me costó decidirme, ya que afrontaría esta maratón ("la 30"), como un entrenamiento más, en vistas a la ultra de El Soplao (113 km) que quiero hacer próximamente. Enseguida le comenté esta idea a José Luis Martínez, el cual ha acompañado a "Riki" en numerosas ocasiones, y el ok fue rápido. Al que le costó un poco más decidirse, y no por falta de ganas, fue Alberto (Gorra), ya que en su apretada agenda de carreras no sabía si iba a poder, pero en cuanto supo que lo queríamos era acompañar al Gran Riki, marcó el 1 de Abril con letras mayúsculas.
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La mañana, aunque fresca en un principio, prometía ser interesante, como siempre que te pones las zapatillas aunque sea para ir a comprar el pan, y después de las fotos de rigor, nos pusimos "pies a la obra". Como es habitual, durante los primeros kms, la gente tiene ganas de darle a la lengua, ya que el ritmo cómodo lo permite y las "zapas" todavía no pesan.
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Los preparativos fueron rápidos: coche, madrugón y para Tafalla, donde nada más llegar empezamos a conocer a los corredores y acompañantes (50 aprox.), de diferentes localidades, que iban a ser los auténticos protagonistas, junto a nuestro anfitrión de lujo, de un gran e inolvidable día de atletismo en estado puro, por un bello paraje llamado: Las Bardenas Reales
La primera parte del recorrido es bastante cómoda, ya que no tiene desnivel, por lo que los kms van cayendo sin darnos cuenta, y viendo que el paisaje cada vez se parece más al de una película de indios y vaqueros, en las que el Sheriff (Riki), que se conoce la zona como la palma de su mano, nos va guiando para que ningún despistado pierda el rumbo (jejeje lo váis pillando ¿no?) y sin darnos cuenta nos plantamos en el km 23, donde hacemos un pequeño alto para repostar y nuevamente hacernos más fotitos.
Antes de empezar la última parte del recorrido, "El Gran Jefe", nos dice que hay una pequeña tachuela, y que a partir de hay empezarán las hostilidades del grupo, cosa que hizo que el amigo Gorra, esbozara una sonrisa de oreja a oreja, mientras que el Míster le intentaba calmar. Personalmente me hice un reseteo de pies a cabeza, y todo estaba ok; sin molestias, con ganas de correr y de seguir disfrutando de tan maravilloso día.
Con calor y un sol que se quiso unir a la fiesta, empezamos el tramo final (20 km aprox.) enseguida me quedé descolgado, iba haciendo fotos, mi ritmo era lento, y encima en el 27 "pinché" ¿que más se puede pedir? jejejeje. Aunque las piernas pesaban un poco, la cabeza iba perfectamente, además llevaba a 2 bikers de compañía, con los que hablando se hacía más llevadero el trayecto. Una vez coronada la "tachuelita", viene el dilema, ¿derecha o izquierda? y haciendo caso a mis "compis" tiro para la derecha. Sobre el 37 las piernas parece que se empiezan a soltar y mis zapatillas me piden guerra, con lo que poco a poco voy subiendo el ritmo, hasta que de repente.... "ehhh que nos está chiflando aquel de la bici", yo pensé para mí: "algún admirador, joder que bueno soy". Nada de eso. Resulta que mi admirador de Colmenar nos dice que vamos en dirección contraria y que nos hemos desviado unos 10 km, ¿pero no habéis visto las flechas del suelo?. "Tranqui" no pasa nada, media vuelta y con calma ya que mis zapatillas se enfadan conmigo y no quieren correr, pero al final llegamos felices y contentos, aunque con algunos kms de más ¿no querías entrenamiento para la ultra? Pues toma jajajaja.
Por cierto si algún día veis fotos desde un satélite de Las Bardenas y observáis unas grandes flechas de piedra en el suelo, acordaros de mí (la madre que me.....).
Ya en Tafalla, después de una buena ducha y una cervecita, fuimos todos a comer el menú del corredor; no comió pasta nadie, los chuletones de buey y los solomillos regados con un buen vino, nos hicieron ver que era un día especial, sobre todo cuando finalizada la comida, el extraterrestre Ricardo Abad, dejó ver que también tiene algo de humano, cuando se emocionó tras la lectura de un gran poema-verso y la entrega de un trofeo.
Ricardo, gracias por el magnífico día que tuvimos y como no MIL gracias por todo lo que nos estás haciendo disfrutar con tu aventura de "esta sana y bendita locura llamada correr x correr".
Un abrazo amigo
VAAAAAAAAAAAAMOOOOOOOOOOOSSSSSSS!!!!!!!!
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